Si recordáis, hace unos días publiqué una entrada sobre Lope Fernando de Ayn, más conocido como Beato Agno. Fue un misionero franciscano de talla nacional e internacional. Su biografía es una de las más destacadas en el cómputo global de la historia de Gallur.
Sobre su persona, uno de los aspectos que traté fue su aspecto físico y al respecto escribí que es toda una incógnita porque no disponemos de ningún retrato de él. Esa es la información que aparece en la página web del Centro de Estudios Borjanos y en todas las fuentes que consulté para redactar el artículo.
No obstante, en esta misma página se muestra una imagen de un tríptico de la virgen del Pilar y nos dicen lo siguiente, cito textualmente:
Fue estudiado por la Profª Dª Carmen Morte, a raíz de su subasta en la sala Durán de Madrid, en 1988. Firmado por el pintor Silvestre Estanmolín, en 1579, en la tabla derecha está representado un franciscano, en actitud orante. Según algunos autores podría ser San Francisco pero, en opinión de la Dra. Morte no hay que desechar la posibilidad de que se trate del beato Agno, dada su condición de antiguo canónigo del Pilar.
No incluí esa información porque no es seguro que el caballero franciscano que aparece a la derecha sea el Beato Agno.
Sin embargo, nuestro colaborador Miguel Agoiz Gómez me hizo saber que no sólo existe un retrato del Beato Agno, sino que contamos con dos, uno se encuentra en la sala capitular de la Seo de Zaragoza y otro en el lado de la epístola del altar de la iglesia del Beato Agno en Gallur; algo que ya señaló con anterioridad en el programa de fiestas de Gallur del año 2008 el historiador Antonio Capapé.
El retrato de la Seo es el más antiguo de los dos y data del siglo XVI. En él aparece el santo arrodillado ante la virgen del Pilar en actitud orante.
El retrato de Gallur es posterior y sabemos muy poco 
acerca de él, lo más probable es que se trate de un retrato del siglo XIX.
En cualquier caso, ni el retrato de Gallur ni el que se encuentra en la Seo son una fuente fidedigna del aspecto del santo, ya que son muy posteriores a la época en la que vivió y totalmente ficticios; como suele ocurrir en los retratos de las gentes que vivieron en aquellos tiempos, ya que por aquel entonces no existía la costumbre de hacer retratos -es una novedad del Renacimiento rescatada de la Antigua Roma- y la mayoría de las veces los artistas posteriores que pintaron a estos personajes del medievo no disponían de descripciones o comentarios de sus contemporáneos sobre su aspecto.
Santiago Navascués Alcay.
Lcdo. en Historia por la Uni. de Zaragoza.
CESGALLUR 