PRESENTACIÓN DEL LIBRO BATALLADOR

El lunes en la Casa de Cultura de Gallur tuvo lugar la presentación de la novela histórica El Batallador, escrita conjuntamente por José Luis Corral y su hijo Alejandro Corral con la editorial aragonesa Doce Robles. Tanto para nuestro director del centro, Carlos Gracia, como para los coordinadores del mismo, Santiago Navascués y Sergio Martínez; fue un honor presentar a ambos autores ante los presentes, más aún teniendo en cuenta que tan afamado escritor como lo es José Luis Corral, también fue profesor en la Universidad de Zaragoza de Sergio y Santiago. Fue un bonito reencuentro.

Padre e hijo se dividieron la presentación de su libro de tal manera que Alejandro se encargó de contarnos cómo es redactar una novela padre e hijo y las dificultades que se encontraron en el camino; mientras que José Luis centró sus palabras en una exposición sucinta de la vida del personaje.

Aunque ambos autores se dieron plena libertad para introducir los giros en la trama que estimasen oportunos, la novela está hecha a base de continuas revisiones de padre a hijo y de hijo a padre para dotar al conjunto de un estilo y lenguaje único, como es lógico. Alejandro señaló las dificultades a la hora de manejarse en las crónicas de la época, tarea en la que su padre, por su oficio de historiador y su larga trayectoria, se mueve como pez en el agua. Por otro lado hicieron una exhaustiva documentación geográfica desplazándose a los lugares donde ocurrieron las batallas y acontecimientos.

Contaba que en las crónicas de la época hay dos versiones de la vida del rey Alfonso «el Batallador», una es la leonesa y otra la aragonesa. Una versión lo muestra como un tirano, esposo cruel y maltratador; mientras la otra lo proyecta como buen gobernante, esposo y caballero que tuvo mala fortuna con la mujer elegida para su matrimonio. Se vieron forzados a tomar partido por una de sus dos historias. La solución que tomaron fue que contara el transcurso de su vida un íntimo amigo que lo acompañara desde la más tierna infancia, lo que añade el desafío de ser capaces de abstraerse completamente de nuestro presente y pensar en todo momento como un hombre de la época, tarea nada sencilla.

José Luis nos cuenta que Alfonso no era el primogénito varón y por tanto no estaba destinado a reinar, aunque acabara accediendo al trono por la muerte prematura y sin heredero al trono de su hermano, el rey Pedro I. Fue educado entre monasterios y en el arte de la guerra, lo que le confirió un carácter mesiánico y un espíritu de cruzada que le acompañó durante toda su vida.

Fue un rey homosexual que se casó obligado por las circunstancias, ya que en la época uno de los deberes de un rey era proporcionar herederos; con Doña Urraca, lo que le convirtió durante un tiempo en rey de León y Castilla. El matrimonio fue un auténtico desastre. Doña Urraca instigó una rebelión en su propio reino contra su marido y llegó a estar encerrada en un castillo ubicado en los montes del Castellar, muy cerquita de nuestro pueblo. Finalmente, el enlace acabó con la anulación del mismo por el Papa. A pesar de esto nunca dejó de ser rey de Castilla pero, la historiografía  de nuestro país y el discurso nacional de nuestra historia lo ha borrado de la lista de reyes de Castilla.  Al respecto José Luis apuntaba que la gente se abochorna ante las manipulaciones tan descaradas y flagrantes que hace de nuestra historia el nacionalismo catalán, pero que desde el  nacionalismo castellano-madrileño que se le opone se hace otro tanto.

Si por algo destacó fue por ser un rey batallador, descendiente de un linaje de reyes guerreros, que conquistó Saraqusta y la mayor parte del valle del Ebro, vencedor de todas las batallas hasta la última en 1134, que le costó la vida. En los últimos años de su reinado se lanzó a una expedición por tierras andalusíes con la idea de tomar Granada y crear un estado cristiano en el corazón de Al-Andalus, proyecto que no consiguió, aunque volvió a Aragón con miles de mozárabes -cristianos que vivían en los reinos musulmanes-, que encontraron cobijo en nuestras tierras ante el rigor islamista de los amorávides, que eran quienes gobernaban Al-Andalus por aquel momento.

Ante todo fue un repoblador, ya que de nada servía poseer territorios vacíos de gente. Dedicó su reinado a atraer nuevos habitantes a las zonas recientemente conquistadas. Para la época esto supone la conversión de Aragón en tierra de libertades -con matices porque estamos en el medievo-.

En definitiva, se trata de un personaje legendario sobre el que se podrían escribir sagas, hacer series, películas y puede que inspirara la famosa leyenda del rey Arturo.

El momento que imagino que más os interesara es cuando nuestro director del centro y concejal de cultura, Carlos Gracia, les preguntó si nombraban a Gallur en la novela. La respuesta es que sí porque el dominio de Gallur y de todos los pueblos ribereños era muy importante, ya que el Ebro constituía una verdadera frontera -apenas había puentes que lo cruzaran-. En el caso de Gallur no se sabe si es ocupado antes de la conquista de Saraqusta y del matrimonio con Doña Urraca, tras la toma de las Bajas Cinco Villas, incluida la vecina Tauste; o si fue dominado tras la incorporación de Zaragoza al reino de Aragón. Puede que fuera tomada, recuperada por los musulmanes y que se volviera a conquistar. No se sabe muy bien lo que ocurrió. Lo que sí conocemos es que cuando volvió de su expedición de Al-Andalus, asentó a un buen número de mozárabes en el vecino Mallén.

 

Santiago Navascués Alcay

Lcdo. en Historia por la Uni. de Zaragoza

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