En febrero de 2023 se van a conmemorar los 150 años de la Primera República Española, un periodo histórico breve, turbulento y conocido sobre todo por tópicos que a veces están lejos de la realidad. Lo cierto es que aquella Primera República llegó casi por «casualidad» y cuando muy pocos, ni tan siquiera los mismos republicanos, esperaban que llegara. En septiembre de 1868 estalló en España la Revolución Gloriosa en la que participó toda la oposición política al régimen isabelino, tanto monárquicos como republicanos. Fue en lo único en lo que se pusieron de acuerdo, pues en cuanto lograron que el golpe de Estado iniciado en Cádiz por el almirante Topete y seguido por otros militares como Juan Prim o Serrano, consiguiera su objetivo principal, enseguida comenzaron las disensiones sobre el modelo de Estado por el que debía regirse España. Ese objetivo era derrocar a la reina Isabel II y a la dinastía de Borbón, que se marchó al exilio a Francia.
Unos querían establecer una república y, dentro de este grupo, los había a su vez que optaban por un modelo de república centralista y otros que preferían una de carácter federal, con mayor autonomía de las regiones y en las que surge la idea del cantonalismo, imitando la organización de Suiza. Otros en cambio querían que siguiera existiendo la monarquía pero encarnada en otra dinastía y que además tuviera un marcado carácter democrático. Finalmente triunfó esta última opción y comenzó la búsqueda entre las familias reales europeas de un nuevo rey, una búsqueda que lideró el mismo Juan Prim. Después de barajar diferentes opciones, el elegido fue el italiano Amadeo de Saboya, hijo del primero rey de la Italia unificada, Víctor Manuel II. Fue un reinado breve, ya que el que fuera su principal apoyo, el general Juan Prim, fue asesinado apenas unos días antes de que Amadeo llegara a España, viéndose desde entonces muy sólo y tomando la decisión en febrero de 1873 de abdicar. Aun así le dio tiempo de hacer un breve periplo por tierras aragonesas, dejando como curiosidad el encuentro entre el monarca y el confitero de Gallur, tal y como mencionaba la prensa regional de la época.
Aquella república tuvo que afrontar duros y enormes desafíos sociales, económicos y políticos además de buscar saciar las ansias de mejora por parte de las clases más desfavorecidas. Y ya se sabe que en estos asuntos, las prisas no son muy buenas consejeras. También tuvo que afrontar la Guerra de los Diez Años en Cuba, la Tercera Guerra Carlista o la rebelión cantonal, algo que no ayudó a conseguir cierta estabilidad y que provocó que el 3 de enero de 1874 se produjera un nuevo golpe de Estado con la entrada en el Congreso de los Diputados en Madrid del general Pavía con sus soldados. Ahí se estableció un gobierno militar que duró casi otro año más, hasta que el general Arsenio Martínez-Campos diera otro golpe en diciembre de ese mismo año en Sagunto para proclamar lo que muchos querían ya en ese momento: el regreso de la monarquía y de nuevo con la dinastía de los Borbones. Pero no sería Isabel II la que regresaría, sino su hijo, el joven Alfonso XII, quien había pasado esos años del llamado Sexenio Democrático o Revolucionario (1868-1874) educándose en ambientes europeos como Francia, Suiza, Austria y Gran Bretaña.
Así a los pocos días el joven Alfonso inició su viaje de regreso a España para tomar posesión de su nuevo trono, realizando un viaje por ferrocarril que, al igual que había hecho unos pocos años antes Amadeo, también le llevó por tierras aragonesas y más concretamente por Gallur. Sabemos que el día 14 de enero de 1875, Alfonso hizo su entrada en Madrid para ser coronado como rey e iniciar el llamado «Régimen de la Restauración«, pero indagando en la prensa de la época podemos encontrar referencias del viaje hasta la capital madrileña que hizo el monarca y que le hizo pasar y recibir los vítores de aquellas poblaciones por las que fue pasando.

En la edición del Diario de Zaragoza publicada el 22 de enero de 1875, se iba relatando cómo fue el viaje de regreso a España del nuevo monarca, haciendo especial hincapié en su paso por tierras aragonesas y navarras, como se puede ver en el extracto que recogemos en la segunda imagen de este artículo. Según lo relatado en ese diario, las muestras de júbilo fueron enormes allá por donde pasaba la comitiva real en su periplo en tren que significaba esa vuelta de la monarquía a España, a la cual muchos veían de nuevo como garante de cierta estabilidad política en el país. Y lo más curioso era que después de haber expulsado a su madre, la reina Isabel II, se elegía de nuevo a los Borbones para ocupar el trono, dado el fracaso de la elección de Amadeo de Saboya, un monarca que a la postre sigue siendo hasta la fecha el único elegido por votación en una Cortes representativas en la historia de España.

Como vemos, la prensa exaltaba ese recibimiento popular allá por donde pasara el tren que llevaba a Alfonso XII hasta Madrid. De hecho, y a pesar de que habla de que la exaltación fue tremenda en tierras aragonesas, la más pasional fue la que se encontró el nuevo monarca en las localidades de Aragón por las que pasaba la línea férrea hacia la ribera de Navarra. Ya entrando en lo que actualmente es la Comarca de la Ribera Alta del Ebro, los habitantes de Alagón llegaron a rodear por completo el tren real, obligando prácticamente a la detención de este para no poner en peligro a la gente mientras muchos, dice el diario, hacían proclamas, recitaban versos y lanzaban coronas de flores al tren.
Lo mismo ocurrió en las siguientes localidades como Pedrola, Luceni y Gallur, las cuales nos relata el periodista que rivalizaban en exaltación con las de la misma Alagón, lo cual emocionó al rey y a toda su comitiva, viéndose incluso lágrimas en los ojos en algunos de ellos. Una vez más, y como en el caso del paso de Amadeo por la zona, vemos lo importante que era y sigue siendo el tren para la conexión y vertebración del territorio, y más en una época como aquella, en la que este medio de transporte comenzaba a acortar las hasta entonces casi insalvables distancias que creaban «micromundos» en los que gran parte de la gente apenas salía de su comarca a lo largo de toda su vida.
Sergio Martínez Gil
Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
- AQUILLUÉ DOMÍNGUEZ, Daniel; «España con honra. Una historia del siglo XIX español»; Edit. Esfera de los Libros, 2023, Madrid.
- BAHAMONDE, Ángel y A. MARTÍNEZ, Jesús; «Historia de España siglos XIX»; Edit. Cátedra, 2005, Madrid.
- BERDIÉ BUENO, Isidoro; «Aragón durante la Primera República (1873)»; Editorial Mira Editores, 1991, Zaragoza.