Una vez más, y ya van demasiadas en los últimos años, Gallur y muchas otras localidades vecinas de la ribera han estado en vilo por otra avenida extraordinaria del Ebro. Un río indómito, fuente de una gran riqueza, por lo general tranquilo (en verano casi demasiado), pero impredecible en otros momentos y terrible cuando desata toda su fuerza. A pesar de que no son pocas las grandes avenidas e inundaciones que estas han provocado, hay una que se recuerda como una de las más grandes desde que se tienen registros, sino la que más. Fue la producida entorno a la Nochevieja del año 1960 y el Año Nuevo de 1961, como ya relatamos hace un tiempo en un artículo de nuestra web que puedes leer aquí.
En esta nueva entrada queremos sin embargo tratar con mayor profundidad aquél terrible desastre haciendo también un pequeño recorrido por la prensa regional de aquellos días. Y es que fue una riada que cruzó las fronteras, llegando muestras de solidaridad, especialmente desde EE.UU., y hasta mensajes de ánimo por parte del entonces alcalde de Londres al ver los ocurrido en España.
Fue desde luego una riada desastrosa que se unió a la rotura de obras hidráulicas de la ribera y que acentuaron aún más si cabe aquél desastre que provocó la evacuación de miles de personas, la destrucción de multitud de casas, incluso en Gallur, el desasosiego de muchos al no saber qué iba a pasar con sus propiedades cuando tuvieron que abandonarlas, y los daños sufridos en el campo y las granjas de ganadería. Terribles fueron casos de localidades como Pradilla, que acabó totalmente rodeada por el agua y donde tuvieron que irse prácticamente corriendo y con lo puesto mientras se intentaba luchar contra el avance de las aguas construyendo improvisados diques a toda prisa. También fue curiosa la actuación de helicópteros de las fuerzas armadas estadounidenses que llegaban desde la base aérea de Zaragoza, como aquél que aterrizó para evacuar a varias personas en Cabañas de Ebro.

Pero como casi siempre ocurre, al desastre le sigue también la solidaridad, y todavía se recuerda la actuación de la vecina localidad de Tauste ayudando a los damnificados de muchos pueblos de Aragón y de Navarra afectados por la crecida. Una riada que, según noticias del Heraldo de Aragón, llegó a bajar con más de 4.100 metros cúbicos por segundo a su llegada a Zaragoza, casi el doble de las riadas extraordinarias de los últimos años, y superando los 6’32 metros de altura. Fue algo realmente descomunal.
A partir del día 3 de enero la prensa regional fue recogiendo algunas noticias de los daños que había causado la riada en Gallur. En la edición de El Noticiero de aquél día, este periódico decía así: «La villa de Gallur ha conocido una de las mayores inundaciones registradas desde hace muchos años. La huerta está totalmente invadida por las aguas del río. A última hora del sábado [29 de diciembre, y esto se publica el 3 de enero], quedaron cortadas las comunicaciones por carretera de Gallur a Sangüesa. Las aguas rebasaron la muralla de contención y llegaron hasta el puente del ferrocarril que no llegó a quedar inundado, pero gran cantidad de tierra arrastrada interrumpió la circulación por la vía y por la carretera. […] Gallur pasa en estos momentos por una situación angustiosa. Las inundaciones han causado graves daños materiales que vienen a unirse a los del pedrisco y a la pérdida por las malas cosechas. […] No hay que lamentar desgracias personales hasta estos momentos, pero los daños materiales son incalculables«.

En la edición del mismo diario pero del 4 de enero, las noticias que llegaban eran las siguientes: «La defensa lindante con la carretera de Tauste ha desaparecido por completo y en la defensa nueva, terminada hace unos dos años, se ha abierto una brecha de unos cuatro metros, con grave peligro de ampliarse el daño. Se han derrumbado algunas casas y corrales y la huerta presenta gravísimos daños, lo que acarrea un gran problema económico a los agricultores, habida cuenta del pedrisco de que fueron víctimas a la terminación del verano».

Tal y como relató también el Heraldo de Aragón, hasta 18 casas fueron evacuadas en Gallur, mientras que días más tarde anunciaba que las consecuencias de la gran avenida estaban poniendo en peligro de forma directa hasta 700 empleos sólo en la localidad. Mientras, el puente de hierro de Gallur permanecía cortado por parte de la Guardia Civil para garantizar la seguridad y evitar que los curiosos accedieran al mismo. Tras el desastre, llegaba el conteo de los daños ocasionados.

En Aragón, la riada y la rotura de diques llegó a anegar alrededor del 90% de las huertas de hasta 12 localidades, según llegó a calcular el gobernador civil José Manuel Pardo de Santayana, estimando que los daños totales fueron de unos 615 millones de pesetas. Un desastre que todavía hoy siguen recordando muchos de los que lo vivieron.
Sergio Martínez Gil
Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza