En Aragón han surgido a lo largo de la historia grandes figuras del mundo de la música, siendo quizás el más conocido el tenor Miguel Burró Fleta, quien es considerado el mejor tenor operístico del mundo durante la década de 1920 junto al mítico italiano Enrico Caruso. Pero quizás su enorme figura ensombrece a otros aragoneses que sin duda no se quedan atrás, como la soprano Pilar Lorengar o la maravillosa pianista Pilar Bayona, tan sólo por poner dos ejemplos.
En el caso de Gallur, también ha sido cuna de otra gran artista como lo fue la tiple Agapita Pérez Betoré, más conocida por su nombre artístico, Ascensión Betoré. Antes de seguir, lo primero que hay que hacer es agradecer a Manuel Gracia Rivas del Centro de Estudios Borjanos la labor que lleva haciendo ya desde hace varios años investigando la historia de esta ilustre gallurana y de cuyos trabajos os dejamos varios enlaces al final del presente artículo para que los podáis visitar.
En segunda lugar, y para aquellos que no sepan exactamente qué es una tiple, estaríamos hablando en este caso de un registro de voz, el más alto de la voz humana, más allá del denominado comúnmente como «falsete» y a veces se le denomina como «voz silbada». Su uso imposibilita la articulación y la dicción, y casi elimina el vibrato y la proyección, aunque potenciando, eso sí, el rango vocal hasta lograr unas notas más agudas de lo normal. Es una cualidad que no tienen todos los cantantes y que además su uso abusivo sin la ayuda de un profesor de canto puede llegar a ser peligroso, ya que el uso incorrecto de este registro de voz puede provocar lesiones severas en las cuerdas vocales.
Ascensión Betoré nació el 19 de septiembre del año 1888 en Gallur a las 8 de la tarde, siendo bautizada al día siguiente en la iglesia de San Pedro Apóstol de la misma localidad. Sus padres eran Emeteria Timotea Betoré Pola, natural de Ejea de los Caballeros, y Ramón Pérez Viñas, natural a su vez de la localidad oscense de Sarvisé, aunque se sabe que sus abuelos maternos eran de Tauste.
De su niñez y de las razones por las que sus padres estaban afincados en aquél año de 1888 en Gallur no sabemos nada, pero sí que todavía siendo muy niña la familia se marchó a vivir a San Sebastián, donde Ascensión empezó a cursar enseñanzas de piano en el Palacio de Bellas Artes bajo la dirección del maestro Cendoya, aunque quien más influyó en sus primeras etapas formativas fue Secundino Esnaola. Este era su profesor de canto y en esos momento era director del Orfeón Donostiarra. Al ser consciente de las capacidades de su alumna, Secundino pronto la situó como solista del Orfeón.
No sabemos en qué momento ocurrió, pero sí que probablemente a comienzos de la década de 1910 Ascensión se marchó junto a su padre a proseguir su formación artística a Milán donde estudió como soprano lírica destacando muy pronto. Allí estuvo al menos 2 años prosiguiendo con su formación hasta que hizo su gran presentación en el Teatro Comunale de la ciudad de Módena (que hoy lleva el nombre de Luciano Pavarotti), con la obra «Don Pasquale». Desde entonces, su ascenso fue meteórico actuando en obras como «I Pagliacci», «Fausto» o la «Boheme» en ciudades como Bolonia y Nápoles. Su carrera musical en Italia, la cuna de la ópera, parecía que iba a ser meteórica, pero en julio del año 1914 estalló la Primera Guerra Mundial y todo cambió. El arte y la cultura pasaron a un segundo plano y fue entonces cuando el compositor catalán Amadeo Vives se fijó en Ascensión Betoré.
Justo en esos años, Amadeo había estado reconvirtiendo su zarzuela «Maruxa» en ópera en uno más de los muchos intentos de los grandes compositores españoles de la época en intentar hacer que el público español cogiera gusto por el género operístico. Para el papel principal, Rosa, eligió a la gallurana Ascensión Betoré, estrenándose en Barcelona a comienzos del año 1915. La obra fue un auténtico éxito que fue recorriendo toda España en los años siguientes. Tal era la confianza que tenía Amadeo en la soprano de Gallur que no logró encontrar a ninguna otra soprano con su mismo talento para darle algo de descanso entre las muchas representaciones que se hicieron de la obra.
El 1 de mayo actuó en el Teatro Real de Madrid siendo también un éxito, y el 18 de julio la encontramos actuando en el desaparecido Teatro Circo de Zaragoza donde de nuevo se repiten las aclamaciones del público tanto a la misma obra como hacia la artista aragonesa. Sú éxito siguió en los años siguientes, siendo frecuentemente demandada para que comenzara a actuar en los mejores teatros de América. Sin embargo, y en la cresta de su popularidad y de su carrera, en el año 1924 Ascensión Betoré decidió retirarse del mundo del espectáculo para afincarse en Zaragoza y centrarse en la formación de su familia.
Sin embargo, este no fue el final de su trayectoria, pues abrió una academia de canto en Zaragoza en la que durante años formó a varias generaciones de jóvenes artistas de la ciudad, participando y actuando también en pequeñas fiestas privadas de la alta sociedad zaragozana. La prensa local le dedicaba de vez en cuando menciones, como la que se ve en la edición del 2 de agosto del año 1921 en «La voz de Aragón» en la que se menciona su colaboración en el estreno de la pequeña obra de piano «Noche de amor», compuesta por José Cortés Gracia, en la actuación privada en casa de Justo Cortés. Ascensión Betoré, sin duda una de las mayores artistas no sólo de Gallur, sino de Aragón y de la España de comienzos del siglo XX, falleció en la capital aragonesa el 26 de marzo del año 1955.
Sergio Martínez Gil
Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza
BIBLIOGRAFÍA
«Nuevos datos sobre Ascensión Betoré». Centro de Estudios Borjanos.
Auñamendi Entziklopedia. Betoré, Ascensión. Enciclopedia Auñamendi [en línea], 2021.
Recortes de prensa sobre Ascensión Betoré. Hemeroteca del Ayuntamiento de Zaragoza.