ÁNGELES DE FUEGO

Fruto de la XXX Edición de la Semana Cultural de Gallur celebrada en septiembre de 2021 y dedicada al 275 aniversario del nacimiento en Fuendetodos del pintor Francisco de Goya, todavía se puede visitar la actual exposición temporal en la sala de exposiciones de la Casa de Cultura de Gallur, abierta hasta el próximo 3 de diciembre.

La exposición, titulada «Ángeles de fuego: las pinturas de San Antonio de la Florida recuperadas a finales del siglo XIX y comienzos del XX«, está impulsada por el Área de Cultura, Turismo y Patrimonio del Ayuntamiento de Gallur en ese marco del homenaje a la que quizás es la figura aragonesa más universal y conocida por todo el globo.

A orillas del río Manzanares y entre la estación de Príncipe Pío y el parque del Oeste en Madrid, se localiza la ermita de San Antonio de la Florida, una de las más populares de la ciudad desde hace siglos, sobre todo por la popular verbena dedicada a San Antonio de Padua y que se celebra cada 13 de junio. Pero si esta ermita tiene verdadera importancia es gracias a los magníficos frescos que allí realizó Goya por encargo real. Fueron unos frescos realizados en apenas 6 meses entre agosto y diciembre del año 1798, un momento en el que Goya es desde hace varios años pintor de cámara del rey Carlos IV y que poco tiempo después se convertirá también en primer pintor de cámara, es decir, el más importante de la corte y por tanto de la España del momento.

Era también un Goya que hacía apenas 4 años había sufrido una grave enfermedad que le dejó como secuela una terrible sordera que le acompañó el resto de su vida, algo que sin duda agrió el carácter de un pintor que ya era famoso por su fuerte personalidad. Aún así no se amilanó y, aunque con esta sordera dejó trabajos como la dirección de la Real Fábrica de Tapices , se siguió centrando en sus obras pictóricas mientras su hijo Javier, el único que le sobrevivió, le sirvió de intérprete gracias a la lengua de signos.

En aquél verano del año 1798 Goya recibió de parte del rey Carlos IV de Borbón el encargo para decorar con varios frescos esta ermita. Destaca la bóveda del ábside en la que se representa la «Adoración de la Trinidad«, pero sobre todo las pinturas de la cúpula, donde se encuentra representado uno de los milagros de San Antonio de Padua en un fresco que ocupa los 6 metros de diámetro de la cúpula. Sus obras en San Antonio de la Florida suponen uno de esos «antes y después» de la carrera de Goya, sobre todo en lo que se refiere a la evolución de su propia técnica pictórica. En estas obras vemos a un Goya casi onírico, con obras de ensueño y una depurada y ya muy «goyesca» técnica con una pincelada suelta y enérgica, con trazos de luz, color y fuertes contrastes. No es de extrañar que esta técnica en su momento tan moderna y rompedora y propia de Goya haga que al pintor aragonés se le sitúe como el primer precursor del arte impresionista.

Frescos de Goya en San Antonio de la Florida

Es en estos frescos en los que se muestra ya totalmente desarrollada esa técnica tan característica del pintor de Fuentedotodos que casi 20 años atrás, a comienzos de la década de 1780, comenzó a desarrollar en su maravillosa «Regina Martyrum» del Pilar de Zaragoza y por la que fue tan criticado por la Junta de Obra del Pilar. Sus miembros no entendían la modernidad de esa técnica y ambas partes acabaron como el rosario de la aurora.

Sin embargo, tras la muerte de Goya en Burdeos allá por el año 1828 la obra del pintor quedó casi en el olvido, hasta que unas décadas más tarde comenzó a recuperarse su memoria y a ser visto como lo que es: uno de los mejores pintores de la historia de la humanidad y sin duda uno de los más rompedores y revolucionarios. De ahí que se iniciara a finales del siglo XIX y comienzos del XX la recuperación de estos frescos que acabaron siendo los que miran a la propia tumba del pintor, enterrado allí bajo su propia obra.

En la exposición que se puede visitar en el horario habitual de apertura de la Casa de Cultura de Gallur, se hace una retrospectiva de estas obras, sus estudios y sobre todo del conjunto de grabados y fotografías que son poco conocidos pero fundamentales para comprender la revalorización de Francisco de Goya y Lucientes en el siglo XIX.

Sergio Martínez Gil

Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza


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