EL MATADERO DE GALLUR

Nuestro pueblo siempre ha estado más volcado a la agricultura que a la ganadería. Pero el sector ganadero también ha jugado un papel importante en la economía de la localidad, especialmente el ovino, seguido del porcino y el aviar. Por eso en el año 1927, en plena dictadura de Miguel Primo de Rivera, el ayuntamiento sacó a concurso la construcción de un matadero, también la edificación de una casa para la Guardia Civil y la ampliación del proyecto para la casa consistorial.

En cuanto al matadero se refiere, el gobierno local pedía que las instalaciones mecánicas-sanitarias comprendieran todos los aparatos y mecanismos necesarios para facilitar la práctica higiénica de las operaciones de sacrificio, faenado y oreo de las diferentes clases de reses, transporte aéreo de las carnes sacrificadas, pesado de las mismas y limpieza de los despojos.

Era importante que las empresas que se presentaran al concurso no fueran extranjeras y que tuvieran experiencia instalando este tipo de infraestructuras. Asimismo, el matadero debía constar, entre otras cosas, de una nave de ganado lanar con sus bancos de matanza, percheros con consolas y ganchos, una cuba para la sangre y carritos aéreos de dos ruedas; de una nave de ganado porcino con su cuba de escaldar a fuego directo, su diferencial de paso rápido, una mesa de raspar, percheros con sus consolas y ganchos, y carritos aéreos de dos ruedas; de una tripería con su cuba de escaldar despojos a fuego directo, su cubeta de granito artificial y su mesa de trabajo; y de una báscula aérea registradora.

Fue la Sociedad Anónima Técnica de Construcción, con sede en Madrid y Barcelona, la que más sedujo a nuestro ayuntamiento y la que ganó el concurso, encargándose de la consecución de todos estos planes. La memoria de su proyecto no sólo cumplía con las exigencias de la corporación gallurana, sino que además preveía: la instalación de corrales y apriscos de unas dimensiones suficientes para contener más reses de las sacrificadas en un día; el montaje en el pabellón principal de un local para la dirección y administración; y la construcción de unas dependencias situadas en un edificio aparte, separado de las naves por un patio.

Mucho tiempo después, ante la normativa de la Comunidad Económica Europea, se quedó obsoleto y se abandonó. Pero esta vez, a diferencia de lo que ocurrió con el puente del tren de las Cinco Villas o con la azucarera, las autoridades galluranas se preocuparon de conservar este importante patrimonio histórico-industrial.

Costó mucho tiempo disponer de la cantidad de dinero suficiente para acometer su restauración. Así pues, en el año 2009 se hicieron unos tímidos trabajos, cambiando la cubierta para evitar las filtraciones y que empeorara la situación del edificio. Hubo que esperar hasta los años 2014 y 2015 para que se pudiera acometer la restauración definitiva que salvara este patrimonio.

Hoy en día, este conjunto rehabilitado es utilizado para dar cobijo a actividades docentes, culturales y folklóricas.

Santiago Navascués Alcay

Lcdo. en Historia por la Uni. de Zaragoza

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