DON ARTAL DE LUNA Y GALLUR

En algún punto entre el actual Mallén y los campos del Razazol (Gallur) se encontraba el término de Samont, que fue delimitado por Artal de Luna en el año 1242, con el consentimiento de unos cuantos frailes hospitalarios y del comendador templario de Boquiñeni, llamado fray Pedro Martínez.

¿Quién era este Don Artal de Luna, que tenía un señorío por nuestras tierras, que amojonó con el consentimiento de los templarios y hospitalarios, que eran las máximas autoridades en la zona?

La verdad es que no hay mucha documentación de tan ilustre señor. Sabemos que era hijo de Lope Ferrench II de Luna y de Teresa Pérez de Azagra. Los Azagra eran navarros y gobernaron su señorío de Albarracín, durante buena parte del siglo XII y del siglo XIII, como si fuera un reino independiente. Los Luna llegaron a ser de las familias más ricas de Aragón e incluso emparentaron con la familia real. En concreto, Lope Ferrench, el padre de nuestro protagonista, fue el primero de la familia en ser señor de Pedrola.

No es que sean muchos datos. Pero si revisamos la documentación del rey Jaime I, vemos que Don Artal fue nombrado, durante unos años, mayordomo de palacio. Que nadie piense que en estos tiempos era un trabajo servil, al contrario, su equivalencia en la actualidad sería ocupar alguno de los ministerios más importantes. Después de esto, fue consejero real y aparece como testigo en casi todos los documentos que firmó Jaime I, ya fueran donaciones o todo tipo de disposiciones legales y ordenanzas.

El reinado de Jaime I no fue fácil. Su padre, Pedro II, murió en tierras francesas cuando tan sólo tenía cinco años, en el 1213. Ese mismo año falleció su madre, María de Montpellier. En esos momentos el infante, y único heredero al trono, estaba como rehén en manos de Simón de Montfort, el máximo enemigo de la Corona de Aragón. Tuvo que intervenir el papado para que Simón de Montfort liberara a Jaime. A continuación, los templarios se lo llevaron a Monzón, donde lo educaron. Con tan solo diez años accedió al trono y los nobles lo manejaron a su antojo. Durante su juventud fueron constantes las rebeliones de la nobleza. Se sacó de la chistera la conquista de las Baleares y de Valencia para llevarse la violencia de los nobles a otra parte, pasando a la posterioridad como Jaime I «el Conquistador».

Pues bien, Don Artal fue de los pocos nobles que no se rebelaron contra Jaime I, incluso cuando su familia materna, los Azagra, se levantaron en armas contra el joven rey. Estuvo siempre del lado del monarca. Fue de los pocos que, en el año 1226, acudió a Teruel con sus mesnadas, a la convocatoria del rey para conquistar Valencia. Ante los pocos efectivos reclutados, la campaña tuvo que suspenderse. A partir del año 1233 se hicieron sucesivas ofensivas para conquistar la zona de Castellón y el norte de Valencia, en las que Don Artal participó. Como premio por los servicios prestados, recibió en la zona los señoríos de Manises y Paterna. Estuvo presente en las cortes de Monzón del año 1236, en las que se aprobó la expedición para conquistar la ciudad de Valencia del año 1238. También cooperó en la conquista de dicha ciudad y estuvo presente en su capitulación y en todas las disposiciones reales que se tomaron en los días y meses siguientes a su ocupación.

Después de esto, Jaime se dirigió con sus ejércitos hacia el sur, hacia la zona de Alicante. También marchó a otros lugares a atender diferentes asuntos. Y ahí, Don Artal ya no le acompañó. Hay un paréntesis en la vida del rey en el que Don Artal de Luna, quien en otros tiempos figuraba como testigo en casi todos los documentos que firmaba, apenas aparece entre su documentación. Son los años que van desde el 1239 al año 1244. En este período de tiempo Don Artal de Luna sólo aparece en la documentación que deja Jaime I en sus fugaces visitas a Valencia. Esto indica que Don Artal se tomó una tregua y permaneció en sus recientemente adquiridos dominios de Manises y Paterna, cercanos a Valencia. Poco después tenemos a Don Artal de Luna formando parte del sitio de Biar, que finiquitó la conquista del reino de Valencia, con la anexión de buena parte de la actual provincia de Alicante, en el año 1245. A partir de aquí vuelve a aparecer continuamente en la documentación de Jaime I.

Curiosamente, cuando se nombra a Don Artal por tierras galluranas, delimitando unas tierras de su propiedad, supuestamente está consolidando sus dominios en Manises y Paterna, sin moverse de los aledaños para nada. Debió de ocurrir algo urgente que le hiciera moverse desde tierras levantinas hasta Gallur, abandonando sus nuevos señoríos, para amojonar unos pequeños terrenos.

Poco antes, en el año 1234, Jaime I aprovechó los problemas sucesorios en el reino de Navarra para recuperar los castillos de Peña, Escó y Gallur, que habían sido empeñados por su padre, en el 1209, al rey de Navarra, a cambio de 20.000 morabetinos. No sé si tendrá algo que ver. Quizás los continuos cambios de manos de estos territorios dejó indefinidas algunas lindes, entre las que se encontraban algunas propiedades de Artal, ubicadas en las inmediaciones de Gallur.

Santiago Navascués Alcay

Lcdo. en Historia por la Uni. de Zaragoza

BIBLIOGRAFÍA

  • Almau Supervía, J.L. (2017); De la encomienda templaria al ayuntamiento constitucional (siglos XII-XIX). Addenda al libro Boquiñeni en la Historia, Cuadernos de Estudios Borjanos LX, pp. 47-87.

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