LA ANTIGÜEDAD TARDÍA EN GALLUR

Tras una época de vacío documental en la que las únicas noticias que tenemos de Gallur provienen de los restos arqueológicos, nos llegan a través de los textos escritos noticias sesgadas de la Antigüedad Tardía -siglos IV y V-, recogidas en El Noticiero de Castillo Genzor, en el magnífico libro Historia de la Villa de  Gallur de Leonardo Blanco Lalinde y en la Gran Enciclopedia Aragonesa.

Para poner al lector en situación cabe decir que nos movemos en una época en la que se está sustituyendo la economía monetaria por un nuevo comercio de trueque, además de que se están abandonando las ciudades y el mantenimiento y uso de sus edificios públicos. Nos encontramos con una sociedad ruralizada e indefensa ante las invasiones de los bárbaros, que se tiene que amparar en el señor local y en su pequeño ejército que les protege, dada la ineficacia del Estado romano. Es un contexto lleno de micromundos de aldea con un Estado y unas ciudades muy débiles. Hay un gran vacío de poder. Llega un momento en que prácticamente, salvo alguna excepción, sólo sobreviven las ciudades que cuentan con un fuerte obispado como Caesaraugusta -Zaragoza- o Turiaso -Tarazona-. Esta situación es aprovechada por pueblos bárbaros como los suevos y por las bagaudas, que son una mezcla de desertores del ejército romano, indigentes, criminales, esclavos fugitivos y campesinos hartos de la desprotección y de la alta presión fiscal del Estado; que se dedican al pillaje y al saqueo como medio de vida.

Son años también de convulsos cambios religiosos, que llevan aparejados enormes transformaciones culturales y de la mentalidad. Primero asistimos a la persecución de los cristianos, a los que se les culpa de todas las desgracias del imperio; después a la permisión del culto cristiano y la fijación de la ortodoxia; y por último, a la consolidación del cristianismo como única religión oficial del imperio y a la persecución del paganismo y de las herejías. Hispania fue uno de los lugares del imperio romano donde más tarde llegó el cristianismo, por razones geográficas, ya que eran las provincias más alejadas del foco original en Palestina. Pero en el valle del Ebro, una vez llegó, se implantó con mucha fuerza e intensidad. Resultado de todo ello, en nuestra tierra las últimas persecuciones, durante los mandatos imperiales de Valeriano y Diocleciano, tuvieron especial virulencia. Con razón Prudencio llamaba a Caesaraugusta la «Ciudad de los mártires». Cuando se permitió el culto cristiano, el valle del Ebro fue epicentro de intensos debates religiosos, ya que Frontón nos informa de que en Osca -Huesca- residía el líder de la herejía priscilianista. El obispado de Caesaraugusta se convirtió en uno de los más fuertes y poderosos. De hecho, en la ciudad se celebraron un buen número de concilios y sus epíscopos fueron invitados a concilios tan lejanos como los de Elvira -Andalucía-, Arlés -Francia- y Sárdica -Bulgaria-.

Debido a estas circunstancias las noticias que nos llegan de Gallur de esta época son religiosas. Según las fuentes, en el siglo IV, año 303, durante las persecuciones del emperador Diocleciano, fueron ejecutados en Gallur San Baco, que a veces es nombrado como  San Baso, y San Jaceto.

Por último, en el año 453 murió en Gallur el impío Valeriano Herege, de Caesraugusta, al enfrentarse con un ejército ante las autoridades de la época. Coincide con el envío ese mismo año de una guarnición romana al mando de Mansueto, conde de las Hispanias, que derrotó a los suevos obligándoles a retirarse del valle del Ebro, rompiendo así la alianza de éstos con las bagaudas y facilitando que los visigodos al mando de Federico, hermano del rey Teodorico II, las derrotaran definitivamente, después de que desde el año 449 se apoderaran de la región, ocupando Tarazona tras matar a su guarnición visigoda y a su obispo, y de que saquearan Zaragoza y Lérida.

Seguramente Gallur se vio afectado también por las bagaudas anteriores de menor intensidad de los años 441 y 443, ya que el itinerario de estos rebeldes transcurría por las vías romanas y Gallur en esos momentos era un cruce de caminos.

Santiago Navascués Alcay.

Lcdo. en Historia por la Uni. de Zaragoza.

 

 

 

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