El yacimiento arqueológico de El Cabezuelo / Razazol, a unos 2 km de la localidad zaragozana de Gallur, es el lugar donde posiblemente se localizaba el pagus Gallorum, en la margen derecha del río Ebro en su confluencia con el Arba. Epigráficamente está documentado en dos bronces romanos de distinta naturaleza y cronología: el primero, que ha sido adoptado por el Centro de Estudios Galluranos como su logotipo representativo, es la tésera de Sextus Aninius de los siglos I-II d.C., cuyo contenido sigue siendo objeto de debate en la actualidad entre los epigrafistas e historiadores ya que para unos está recordando la celebración de unos ludi -juegos- en el pagus Gallorum et Segardinenssium costeados por Sextus Aninius, mientras que a juicio de otros solo se conmemora a este como donante o mecenas de una obra imprecisa. La segunda de las inscripciones, mucho más conocida, es el Bronce de Agón o lex rivi Hiberiensis, de época del emperador Adriano (117-†138), que regula el uso y aprovechamiento de un canal de riego entre los pagui Gallorum, Belsinonensis y Segardinensis.
A pesar de que el asentamiento romano no ha sido objeto de ninguna excavación arqueológica, las prospecciones y reconocimientos que se han practicado de forma intermitente desde 1953 sí han aportado abundante material arqueológico, principalmente terra sigillata hispánica, numerosos fragmentos escultóricos, distintos capiteles de época julio-claudia y hasta un miliario desaparecido del 8-7 a.C. correspondiente al tramo común de la vía XXVII (Iter ab Asturica per Cantabriam Caesaraugusta) y de las XXI (la Via de Italia in Hispanias), XXVIII (el Iter a Turassone Caesaraugustam) y XXXII (el Iter ab Asturica Terracone), lo que pone de manifiesto la importancia de este enclave en la reestructuración de la red viaria en el valle medio del Ebro que se llevó a cabo bajo el gobierno de Augusto (27 a.C. – †14 d.C.). Asimismo, también se han documentado varias estancias con pavimento de opus spicatum, restos de molinos, una posible necrópolis y una estructura porticada de planta rectangular (13 x 11,5 m) con dieciséis basas de columnas adosada a otra más pequeña con base de sillares de alabastro.

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Con respecto a los hallazgos monetarios las referencias son mucho más imprecisas y genéricas en la bibliografía, pues generalmente se limitan a señalar que han aparecido monedas de época de Augusto. Por ello, en las presentes líneas queremos contribuir a enriquecer el panorama numismático del yacimiento dando a conocer dos monedas bajoimperiales que pertenecen a sendas colecciones particulares de la localidad.
La primera es un follis -es un tipo de moneda romana de bronce- a nombre de Maximiano Hercúleo como augusto de Occidente, dignidad a la que accedió el 1 de abril del 286 d.C., a la par que Diocleciano (284 – †305 d.C.), creador de la Tetrarquía -sistema político consistente en el gobierno del imperio de dos augustos y dos césares-, se reservó el gobierno de Oriente. La cabeza laureada hacia la derecha de Maximiano preside el anverso acompañada por la leyenda IMP(erator) C(aesar) M(arcvs) A(vrelivs) MAXIMIANVS P(ivs) F(elix) AVG(vstvs), mientras que en el reverso aparece una figura masculina, estante y desnuda -aunque con manto sobre el hombro y un modio en la cabeza- que lleva una cornucopia -cuerno de la abundancia- sobre el brazo izquierdo y una pátera en la mano derecha.


El rótulo monetal en dativo asociado a ese personaje, GENIO POPVLI ROMANI, lo identifica como el genio del pueblo romano, el numen protector público del Estado que a partir de Diocleciano se convirtió en uno de los tipos monetales más característico y abundante por ser, en palabras de José Ignacio San Vicente, «el símbolo de la asociación imperial, de la unidad e indivisibilidad del Imperio» frente a las divisiones y debilidades que habían caracterizado los años anteriores, durante la conocida por la historiografía como la crisis del siglo III. De hecho, el genio no solo porta la cornucopia como símbolo de la abundancia, sino también un modio, que era el recipiente con el que se medía el trigo, lo que proyecta la idea de la garantía del bienestar público que genera el sistema de gobierno de la Tetrarquía instaurado por Diocleciano y del que Maximiano era la segunda cabeza visible.
Sin embargo, el mal estado de conservación de la pieza, la única de las dos a la que hemos tenido acceso directo, imposibilita por el momento determinar si existe alguna marca de ceca en el campo del reverso, aunque en el exergo sí llegamos a atisbar la letra P que, de cualquier modo, resulta insuficiente para identificar la ceca emisora y la fijación de una cronología exacta, que la situamos genéricamente en los últimos años del siglo III o primeros del IV d.C.
El segundo de los follis se acuñó en el reinado de Constantino I (306 – †337) pero a nombre de su hijo y césar en Occidente, Constantino II. Pertenece a la conocida serie de Beata tranquilitas, conmemorativa del vigésimo aniversario del comienzo del reinado de Constantino I, celebración conocida como los vicennalia y que iba a tener lugar entre el 25 de julio del 325 y el 25 de julio de 326 d.C. En el anverso se muestra la cabeza del César girado hacia la izquierda con casco y coraza acompañado por la leyenda CONSTANTINVS IVN(ior) N(obilissimvs) C(aesar), mientras que en el reverso actúa como tipo iconográfico principal un altar que contiene la inscripción VOTIS XX coronado por un globo y tres estrellas, todo ello vinculado a la leyenda BEAT(a) TRANQ(vi)LITAS.


Los votos, independientemente de que fueran públicos o privados, eran las peticiones elevadas a los dioses con objeto de recibir una gracia o beneficio concreto que, de alcanzarse, conllevaba el cumplimiento de la promesa realizada. En este caso nos encontramos ante un referencia a los vota vicennalia suscepta de Constantino, emperador que liga el bienestar del imperio a su continuidad en el solio imperial a través de la leyenda del reverso “bendita o feliz felicidad”, una proclama que poco tenía que ver con las deterioradas relaciones que mantenía entonces con Licinio (308 – †324), augusto de Oriente.
A diferencia de la moneda anterior, en esta ocasión vemos con claridad la referencia epigráfica P LON en el exergo, que nos informa que la pieza fue acuñada en la ceca de Londinium (Londres) en el 323-324 d.C. según la clasificación que realiza el Roman Imperial Coinage. Por otra parte, y con relación a la iconografía, cabe destacar que el globo que remata el altar se encuentra dividido en cuatro partes que, a su vez, contienen una estrella de cuatro puntos que pueden ser identificadas con los cuatro elementos dependientes del dios Sol. De esta forma, en opinión de José Ignacio San Vicente, la composición estaría encumbrando al emperador a la misma condición que la divinidad, a saber: ser el garante de la paz en el mundo.
Alberto Aguilera Hernández
Doctor en Historia por la Uni. de Zaragoza.
Desde el centro de estudios galluranos queremos dar las gracias a las hermanas Ángeles y María Isabel Corellano por conservar las monedas y prestárnoslas para su estudio. Sin su aportación, no habría sido posible realizar este artículo.
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