Los estudios poblacionales de la Edad Moderna son más complicados que los actuales porque por aquella época lo que había eran pequeños censos locales de pecheros, que eran los que pagaban impuestos, ya que era una sociedad con privilegiados que estaban exentos de pagarlos. En estos censos se anotaba la cantidad que debía pagar cada municipio, que se repartía entre estos pecheros. Así pues, en estos censos tan sólo aparece este grupo poblacional con una pequeña nota sobre la vida y dedicación de cada uno de ellos, así como la cantidad a pagar asignada a cada uno. El resto de población no existía.
Para hacer un estudio serio es necesario entonces complementar esta información con los registros parroquiales donde aparecen todos bautismos, casamientos y defunciones.
En el siglo XVIII el aragonés conde de Aranda intentó hacer un censo más adecuado a la realidad de la época, aunque se le considera poco fiable. El censo del conde de Floridablanca de 1789 es considerado como el primer censo moderno de población en España porque en este aparecen todos los residentes de cada una de las localidades y en él queda reflejado el sexo, la edad, estado civil y ocupación de cada uno de los habitantes. No era más que un síntoma más de que los tiempos estaban cambiando, pues recientemente se había producido la independencia de las 13 colonias inglesas de Norteamérica que fundaron los Estados Unidos; y en ese mismo año tendría lugar la Revolución Francesa, acontecimiento que pondría fin a la Edad Moderna e iniciaría la Edad Contemporánea, que acabaría con el Antiguo Régimen, con esa sociedad de privilegiados y no privilegiados, y que daría origen a los sistemas parlamentarios actuales.
¿Y qué es lo que nos dice este censo de Floridablanca de Gallur?
Nos informa de que Gallur por aquel entonces, a finales del siglo XVIII tenía una población de 916 habitantes. Al igual que ocurre en la actualidad, si comparamos su población con la de otros municipios, en el Aragón de la época sería un pueblo de mediano tamaño (la edad dorada de Gallur serían los inicios del siglo XX).
La pirámide de población era totalmente opuesta a la actual, había más niños que abuelos, 170 niños menores de siete años frente a 117 mayores de cincuenta años. Y la mayor parte de la población pertenecía al grupo de edad productiva comprendida entre los 25 y 40 años. Estaríamos hablando en este caso de 270 individuos. Hay un número mayor de mujeres que de hombres en todos los grupos de edad pero la diferencia es insignificante. Esto es un reflejo de la ausencia de guerras en Europa durante la mayor parte del siglo XVIII. La edad de matrimonio era parecida a la actual. Redondeando, sólo el 15% de los galluranos que tenían entre 16 y 25 años estaban casados, mientras lo estaba el 70% de los que tenían entre 25 y 40 años.
Nada extraño hasta aquí, pues esta era la realidad demográfica prácticamente de toda la Europa del momento.
En cuanto a los oficios, había un cura, un sacristán, 36 hidalgos -nobles-, 40 labradores, 120 jornaleros, 4 comerciantes, 9 artesanos, 85 criados, 2 empleados reales y 2 militares. El insignificante número de comerciantes y artesanos indica que era una economía aplastantemente agraria. Por otra parte, del alto número de jornaleros y criados se desprende que había pocos propietarios. La mayor parte de la población estaba al servicio de unos pocos señores.
Muchas gracias a nuestra colaboradora Carmina Gascón por facilitarme este censo, que os dejo a continuación en este enlace -la información concerniente a Gallur queda recogida en las páginas 4714 y 4744-
Santiago Navascués Alcay
Lcdo. en Historia por la Universidad de Zaragoza