EL PALACIO DE LOS DUQUES DE VILLAHERMOSA

No, la fotografía que encabeza este artículo no se corresponde con ninguna estancia del castillo de Edimburgo (Escocia) o del Rey Loco (Neuschwanstein, Alemania). Se trata de la biblioteca del palacio de los duques de Villahermosa. Este se encuentra en Pedrola, muy cerquita de Gallur. Y es que así es este palacio, de aspecto sobrio en el exterior y lleno de sorpresas en su interior, rebosante de patrimonio histórico-artístico y engalanado con habitaciones de ensueño.

No podía ser de otra forma, pues sus propietarios -los duques de Villahermosa– han sido una de las casas nobles más importantes no sólo de Aragón, sino de España. Estaban emparentados ni más ni menos que con la propia monarquía y eran Grandes de España. Sus riquezas e influencias hicieron desfilar por este palacio a los mejores artistas de la época que dejaron su sello y su impronta.

Si sus paredes hablasen, nos dirían que el castillo anterior a la construcción del palacio fue visitado por el papa Adriano VI, quien tuvo el honor de bautizar a una de las hijas de los duques, llamada Adriana en su honor. También nos contarían que recibió al arzobispo Don Hernando de Aragón, emparentado con el duque de Villahermosa Martín de Gurrea y Aragón y con su mujer Luisa de Borja y Aragón –la santa duquesa- , que no es otro que aquel ilustre mecenas que reformó varias capillas de la Seo de Zaragoza, ideó la edificación de la Lonja y ordenó construir la Cartuja del Aula Dei. A pesar de su parentesco y estrecha relación con los duques, el palacio fue refugio de los jesuitas cuando Don Hernando no los admitió en Zaragoza.

Quizás el célebre Cervantes, a su paso por Pedrola paseara entre los muros del palacio. Frecuentes fueron las visitas de Ramón Pignatelli, el constructor del famoso Canal Imperial de Aragón. Y por último, en el año 2014 el historiador Pedro J. López encontró en tan ilustre palacio las memorias del grandioso Conde de Aranda, aquel genio de la política aragonés que manejó los hilos de la política interior y exterior de España durante la segundad mitad del siglo XVIII; que fue el principal impulsor de la construcción del Canal Imperial de Aragón –a veces pagado de su propio bolsillo-; y que con respecto al nacimiento de los Estados Unidos, tras la Guerra de la Independencia, dijo al rey Carlos III lo siguiente, adelantándose varios siglos a su tiempo:

Esta república federal nació pigmea, por decirlo así y ha necesitado del apoyo y fuerza de dos Estados tan poderosos como España y Francia para conseguir su independencia. Llegará un día en que crezca y se torne gigante, y aun coloso temible en aquellas regiones. Entonces olvidará los beneficios que ha recibido de las dos potencias, y sólo pensará en su engrandecimiento… El primer paso de esta potencia será apoderarse de las Floridas a fin de dominar el golfo de México. Después de molestarnos así y nuestras relaciones con la Nueva España, aspirará a la conquista de este vasto imperio, que no podremos defender contra una potencia formidable establecida en el mismo continente y vecina suya.

¡Qué constelación de hombres importantes anduvieron por sus salones! ¡Cuántos asuntos e influencias se manejaron entre aquellas paredes! El arte rezuma por doquier en sus pasillos.

Ahora cerrad los ojos como hago yo, e imaginad el interior del palacio. ¿Qué arcanos misterios esconderá? ¿Qué sorpresas deparará? No lo sé con toda seguridad, pues nunca lo he visitado. Y por ello, con este historial tengo bien claro que no me pierdo su visita guiada de este domingo.

Santiago Navascués Alcay

Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza.

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