En algún lugar en las inmediaciones de nuestro querido pueblo se encontraba un texto inscrito en una placa de bronce que no dejó indiferentes a los investigadores. No se trata de una fuente más, sino que hay un antes y un después de su hallazgo en el mundo de la investigación. Estamos hablando del testimonio disponible más completo en época del Imperio Romano acerca del mundo de la irrigación y de la organización de los distritos rurales de las ciudades, llamados pagos en la Antigüedad; materia sobre la que conocemos muy poco. Nos referimos al bronce de Agón.

El avezado lector se preguntará por qué se llama bronce de Agón si se encontraba en los alrededores de Gallur. La respuesta es que el emplazamiento original no siempre coincide con el lugar del hallazgo. Esta inscripción de bronce contenía una disposición legal de obligado cumplimiento para todos los regantes de la zona y que por tanto se encontraría en un lugar público, a la vista de todos, entre las actuales Gallur y Mallén. Con la caída del Imperio romano se impuso un nuevo orden, un nuevo Estado, un mundo nuevo, y las disposiciones legales de antaño ya no tenían vigencia. Por ello, el bronce perdió su función para la que fue creado, ya no era de utilidad. Sin embargo, estaba hecho de bronce, un valioso metal. Entonces se llevó a Agón en el siglo V d.C. para ser fundido en un horno. Ese es el motivo por el que se encontró en Agón y de ahí el nombre. Por eso también se encontró roto en once fragmentos y falta algún que otro pedazo, llegando a nosotros incompleto el texto.
¿Qué es lo que originó esta inscripción? Las comunidades de regantes en la Antigüedad no tenían por costumbre grabar en bronce su reglamento. Si esta comunidad de regantes lo hizo fue porque debió de estallar una disputa por el aprovechamiento de un canal, el cual debía discurrir en algunos tramos por donde hoy fluye el Canal Imperial de Aragón. Los protagonistas de este conflicto legal por el aprovechamiento de unas aguas fueron el pago de los Galos –pagus gallorum (actual Gallur)-, el pago de los segardinenses y el pago de los belsinonenses, que se encontraba cerca de Mallén.
Tanto el pago de los Galos como el de los segardinenses, estaban bajo la jurisdicción de la colonia Caesaraugusta –actual Zaragoza-. El problema es que el pago de los belsinonenses estaba bajo la jurisdicción de la ciudad de Cascantum –actual Cascante-. Por eso los duunviros –magistrados con funciones parecidas a los actuales alcaldes de las ciudades- de Caesaragusta no tenían autoridad sobe los habitantes del pago de los belsinonenses y no podían resolver la situación. Era necesario acudir a una autoridad mayor. Este mando superior fue el legado jurídico Fundano Augustano Alpino, ayudante del gobernador provincial, que a principios del siglo II d.C. resolvió el litigio mediando entre las partes para que acordaran una serie de normas comunes de obligado cumplimiento que quedaron redactadas y expuestas en el famoso bronce de Agón, objeto de nuestro artículo. En qué consistió este acuerdo y cuáles eran esas normas es algo que veremos en una segunda parte.
Santiago Navascués Alcay
Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza